La misión de la Iglesia es mostrar el amor de Dios, es brindar apoyo a los hombres en armonía con la naturaleza y la paz, transmitir valores e ideología, lograr el desarrollo de las naciones; en la actualidad varios desafíos enfrenta para cumplir esta misión, desafíos que van desde los cambios culturales y sociales hasta las imposiciones políticas y los avances tecnológicos, igualmente, hay dificultades que afectan la población a nivel general, autoritarismo, violencia, pobreza, corrupción entre otras, la mayoría de ellas se han profundizado por las causas de la pandemia del COVID-19 y América Latina no es ajena a ello.
Algunos de los desafíos a los que se enfrenta están la comunicación asertiva, informar el mensaje del evangelio de manera asertiva en un contexto donde el cuidado y la información están fraccionadas. Los avances tecnológicos, los medios de comunicación y las redes sociales han transformado la forma en que los seres humanos se relacionan y consumen información. La Iglesia debe aprovechar estas herramientas para llegar a las personas de manera relevante y significativa, debe desarrollar habilidades en el uso de los medios de comunicación y adaptarlos en nuevos métodos de enseñanza y evangelización adaptadas a las necesidades y las formas de pensar de las personas en la actualidad; podríamos así pensar que, esta comunicación asertiva podría en algún momento disminuir los grados de subjetividad y secularización moral, debido a que la cultura moderna ha adoptado una postura relativista y secular que desplaza a Dios de los entornos personales, familiares, laborales y de contexto, así las cosas debe adaptarse a los cambios culturales sin comprometer los principios cardinales de la fe, los principios morales y éticos de la Palabra de Dios en medio de una sociedad que promueve la gratificación personal y la autodeterminación.
Otro de los desafíos de la Iglesia en el mundo actual es la polarización, las diferencias teológicas, sociales y políticas han llevado a la fragmentación y al distanciamiento entre los hombres, bajo este orden de ideas, el llamado es a cultivar relaciones sanas y buscar el apaciguamiento, perpetuando que somos convocados a ser la luz y la sal del mundo.
Todo esto conlleva a una indiferencia espiritual sin precedentes, en estos tiempos, las personas muestran un alto grado de apatía e indiferencia hacia las cuestiones espirituales; el día a día está colmado de distracciones y ocupaciones, dejando poco tiempo para la reflexión y la búsqueda de Dios.
Para enfrentar estos desafíos la vía más expedita es el fortalecimiento y orientación por medio del estudio de las escrituras, la oración, la eucaristía, cumplir por parte de cada uno la misión y ser influencia transformadora del mundo.
Fraternidad, reconciliación y diálogo, Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá, primado de Colombia y presidente de la Conferencia episcopal, ha ofrecido tres regalos para toda la feligresía en este 2023; primero, el don de la fraternidad, sin importar raza, religión, credo, “sintamos que es más lo que nos une que lo que nos divide”.
El segundo presente es la reconciliación para que “pasemos del odio, de la venganza, a la concordia, al encuentro, a darnos la mano, a perdonarnos para que podamos avanzar en esta historia, en un desarrollo humano integral guiado por el Espíritu Santo”.
Finalmente, “pedirle al Señor la capacidad y el don del diálogo, a través del diálogo en la familia y en la sociedad podremos gestionar todas las dificultades, todos los conflictos y lo haremos racionalmente, escuchándonos”.
Luis Germán Pineda Duque
Presidente del Centro de Hermandades del Trabajo Medellín Colombia.