Jesús no nos reúne como una asociación, como un partido, como una institución, que necesita estatutos, reglamento, asamblea y votaciones. Lo de Jesús es otra cosa porque “la cosa” va por dentro, como la vid, que comunica vida a los sarmientos por la savia interior que los alimenta. La verdadera unidad la crea la gratuidad del amor que vive dentro de nosotros y nos unifica: «el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rom 5,5) por el que vivimos como los sarmientos unidos a la vid.
D. V de Pascua (B) Jn.15,1-8. 28 de abril de 2024
Don Tomás Priego Martínez.