Personajes de la obra: José Ramón Otero, apóstol social

Por revist_Admin Feb 29, 2024

¡Bienvenidos a la nueva sección de la revista MAS Digital! Desde ahora, podrás conocer más acerca de las personas que formaron parte de la historia de Hermandades del Trabajo, específicamente aquellos que acompañaron a D. Abundio desde el inicio. Esta sección se llama «Personajes de la Obra«.
Los llamaremos «los cofundadores«, hombres y mujeres que fueron fundamentales en la creación de esta organización. A través de sus historias, conoceremos cómo fue su vida y cómo contribuyeron al crecimiento de Hermandades del Trabajo. Además, también hablaremos de aquellas personas que se unieron más tarde, de segunda generación.
No solo mencionaremos a los laicos, sino también a los sacerdotes y consiliarios que formaron parte de la organización. Descubriremos su papel en la obra, cómo influyeron en su desarrollo y cómo se mantuvieron fieles a sus principios.
Estamos emocionados de presentar esta nueva sección y esperamos que disfrutes de las historias de estos personajes que marcaron la historia de Hermandades del Trabajo.

No sabemos la documentación que vamos a poder disponer, si bien creemos que no es muy abundante. Por ello, en algunos casos serán unas breves notas recordatorias y en otros podremos extendernos más. Cuatro advertencias:

a) El orden de aparición no implica mayor o menor importancia, salvo alguna excepción como es precisamente la persona con la que comenzamos la sección y que vamos a introducir en estas líneas, que fue un auténtico fundador y Primer Presidente Nacional y Diocesano de Hermandades del Trabajo.
b) Sólo Dios sabe lo que cada uno sembró que sin duda fue mucho. Para nosotros, los que “ahora” estamos en Hermandades son nuestros testigos de ayer que dejaron un testimonio ejemplar, a cuyos hombros nos subimos y cuya ayuda impetramos.
c) En esta sección: “Personajes de la Obra”, pueden y deben participar militantes o afiliados que quieran hacer memoria de alguno de ellos y escribir unas líneas o, si lo prefieren, pasarnos unas notas para que otros les den forma escrita.
d) No contemplamos en esta sección, la persona, enseñanzas y testimonio del Fundador, D. Abundio García Román, que aparecerá naturalmente cuando deba aparecer, en las páginas de esta revista. Ya hemos dicho en otro lugar que el Instituto sobre el Trabajo deberá ocuparse de su figura y carisma, dando cuenta de los aniversarios, conferencias o actos dedicados a él.

Primeros años

José Ramón Otero (1896-1963) fue un lucense de nacimiento que como tantos españoles se trasladó con sus padres a Madrid, huyendo de una España rural a una ciudad que les ofreciera mejores oportunidades de vida.

Hay que tener en cuenta que la población española de la época era de alrededor de 21 M de personas, dos tercios de las cuales vivía de la agricultura y en las que menos del 20% vivía en ciudades de más de 50.000 habitantes.

Al joven gallego le tocó pues, empezar a labrarse un porvenir en los duros y graves acontecimientos que vivió la España del primer tercio del Siglo XX, entre otros:

• La Primera Guerra Mundial (1914-1919), primer gran drama del siglo XX que marcó el declive de Europa como potencia hegemónica mundial, si bien para España que se declaró neutral fue una época de prosperidad, al permitirle aumentar las exportaciones a los países beligerantes.
• El problema social que se arrastraba desde la Revolución industrial y cuya solución en España iba retrasada con respecto a las naciones europeas más avanzadas.
• La revolución rusa de 1917 que tuvo influencia sin duda en la política y en la vida española.
• La dictadura de Primo de Rivera (1923-1929) que también fue una época de prosperidad en España, por la estabilidad social que permitió una política de construcción de infraestructuras y obras públicas y que sirvió para modernizar en parte el país.
• La crisis mundial de 1929 que llegó con retraso a España, coincidiendo con el advenimiento de la Segunda República en 1931 y la caída de la monarquía de Alfonso XIII.
• La Guerra Civil de 1936-1939.

A pesar de los años de prosperidad y crecimiento de la renta nacional de los dos periodos mencionados España era un país atrasado con respecto a Francia, Alemania e Inglaterra, tanto por su estructura económica, con una gran cantidad de población campesina y una escasa industrialización como por su atraso social y cultural.

Hablamos en términos generales, pues es cierto que existían minorías culturales muy potentes, entre las que podemos citar a los hombres y mujeres de la Institución Libre de Enseñanza, que tenían un marcado signo reformista y regenerador y, sobre todo, el impulso de tres generaciones de intelectuales muy brillantes como fueron las generaciones de 1898; de 1914 y de 1927. Es lo que se llamó la Edad de Plata de la Literatura española; además de ilustres prohombres en el campo de la medicina, de la ciencia y de la filosofía a la que se fueron incorporando mujeres muy brillantes, baste mencionar a María Zambrano.

Pero junto a estas minorías que podían haber impulsado la modernización de España, si la situación política hubiera sido más favorable; es decir, si los distintos partidos hubieran tenido un mayor entendimiento y no hubiera existido un clima social tan hostil, la sociedad española tenía una tasa alta de analfabetismo; un elevado paro estructural, tanto en las ciudades como en las zonas rurales; escasa industrialización y unas condiciones de vida muy deficientes de las clases proletarias que padecían problemas de vivienda por el precio de los alquileres y vivían en chabolas en los extrarradios de las ciudades.

Continuará.

*Este artículo está extraído de la Revista «A hombros de trabajadores» elaborada por el Hermandades del Trabajo de Madrid.

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