Id a Galilea. Allí le veréis, por Dón Tomás Priego Martínez

Por revist_Admin Abr 1, 2024

El relato del evangelio de hoy nos presenta tres reacciones ante la resurrección de Jesús: podemos pensar que es un fraude (María Magdalena), no saber qué pensar (Pedro) o dar el salto misterioso de la fe (el discípulo amado). Y a dar ese salto nos incita el pasaje evangélico; a hacer nuestra la bienaventuranza que pronunció Jesús en la segunda aparición del Resucitado a los discípulos -esta vez, presente el incrédulo Tomás «¿Porque me has visto tienes fe? Dichosos los que tienen fe sin haber visto «(Jn 20, 24-29).

Dice el refrán castellano que «ojos que no ven, corazón que no siente»; pero, como afirma Darío Mollá, el evangelio de hoy nos permite invertir los términos del aforismo popular y afirmar que «corazón que no siente, ojos que no ven». Es el amor el que nos abre los ojos para ver todo lo que de «resu­rrección» hay en este mundo donde tan presente está la muerte. Por eso necesitamos mantener una relación estrecha con Jesús –recostarnos en su pecho, como el discípulo amado- que nos abra los ojos y nos dé vigor para testimoniar- que, más allá de las vendas y lienzos funerarios que tanto abundan en este mundo- que Él vive.

D. de Pascua. (B). Mc.16,1-7.  31 de marzo de 2024

Tomás Priego Martínez.

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