D. XXII T.O. (B) Mt,1-8. 14-15.21-23. 1 de septiembre de 2024
Hemos de cuidar el corazón porque es en él donde reside, habitado por el Espíritu, nuestra fortaleza para resistir. Porque resistir no es únicamente aferrarse a lo mandado o a lo prometido o a lo seguro o a lo tradicional a base de puños y de voluntarismo. Se trata de tener siempre a punto el corazón para estar en forma viviendo lo esencial y dejando que permanezca o desaparezca el resto. Al mismo tiempo que la fortaleza, recuperamos la libertad.
Para JC la intención está por encima del protocolo, el corazón que siente se pone en las manos que hacen las cosas. Así lo intuyó San Camilo de Lellis en su vocación de enfermero en el siglo XVI.
Javier Prat Cambra