Del 1 de septiembre al 4 de octubre de 2024 se celebra el Tiempo de la Creación, un período ecuménico anual de oración y acción dedicado a nuestra casa común. Este evento, que une a cristianos de diversas confesiones, ofrece una oportunidad especial para reflexionar y actuar en pro del cuidado del medio ambiente.
El tema de este año, «Espera y actúa con la Creación«, está inspirado en la carta de San Pablo a los Romanos (Rm 8,19-25). En su Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación 2024, el Papa Francisco nos invita a vivir una «fe encarnada«, que sabe entrar en la carne sufriente y esperanzada de los pueblos. Nos exhorta a unir fuerzas para repensar la cuestión del poder humano y extender a la creación la armonía entre los seres humanos, en la responsabilidad de una ecología humana e integral, como camino para salvar nuestra casa común.
Durante estos 34 días, se anima a las comunidades y a los individuos a participar en diversas actividades que promuevan la conservación del medio ambiente y la justicia ecológica. Estas actividades pueden incluir desde eventos de oración y liturgias especiales, hasta acciones concretas como la limpieza de espacios naturales, la plantación de árboles, y la promoción de prácticas sostenibles en la vida diaria.
El Tiempo de la Creación es una llamada a la conversión ecológica, un momento para reconocer los daños que hemos causado a nuestro planeta y comprometernos a cambiar nuestras formas de vida para proteger y preservar nuestra casa común. Es una invitación a actuar con esperanza, sabiendo que nuestras acciones, por pequeñas que sean, pueden contribuir a un cambio significativo.
En su reciente mensaje con motivo de la Jornada de oración por el cuidado de la creación, el Papa Francisco nos invita a reflexionar profundamente sobre el tema «Speranza e agisci con il creato» (Esperanza y actúa con la creación), que se celebrará el 1 de septiembre. Basándose en la Carta de San Pablo a los Romanos 8,19-25, el Papa nos recuerda que vivir según el Espíritu implica una esperanza segura de salvación a través de la fe, una vida nueva en Cristo. San Pablo enfatiza que el Espíritu Santo habita en nosotros, infundiendo el amor de Dios en nuestros corazones y garantizando nuestra herencia eterna. Al vivir guiados por el Espíritu, podemos llamar a Dios «Abbà, Padre» sin temor a la muerte, ya que Jesús ha resucitado, asegurando nuestro destino glorioso. El mensaje del Papa subraya que esta esperanza no decepciona, ya que el amor de Dios ha triunfado y continuará triunfando, recordándonos el llamado a actuar con esperanza y responsabilidad en el cuidado de nuestra creación.